La seguridad privada es una de las actividades que más demanda tiene en estos momentos. Hemos investigado el sector y te presentamos los tipos de empresas que más contratan estos servicios.
En España hay actualmente unos 143.000 vigilantes de seguridad activos. El rotativo Escudo Digital informa que para el 2025 se prevé la incorporación de 9.000 nuevos vigilantes. Unos 4.000 para cubrir las vacantes que dejan los trabajadores que se van a jubilar a lo largo del año y 5.000 plazas nuevas motivadas por el aumento de la demanda.
Esta es la situación de la seguridad privada en España a día de hoy. Algunas empresas del sector ven dificultades para cubrir los puestos de trabajo que necesitarían para atender tal volumen de trabajo.
Los profesores de Academia Marín, una academia online especializada en formar trabajadores de seguridad, nos recuerdan que para trabajar como vigilante es necesario obtener el T.I.P., Tarjeta de Identificación Profesional. Un título concedido por el Ministerio del Interior previa superación de un curso profesional impartido por un centro homologado.
En estos cursos se imparte formación sobre sistemas de vigilancia y protección, conocimientos jurídicos, psicología aplicada, vigilancia y transporte de objetos valiosos o peligrosos, etc. Es decir, el trabajo de vigilante de seguridad es un trabajo cualificado. No cualquiera puede ejercerlo.
Este dato nos indica que las empresas buscan trabajadores profesionales y preparados. No solo cantidad.
Hemos visitado APROSEC, la Asociación Profesional de Compañías Privadas de Servicios de Seguridad. Ellos nos han indicado que estas son los tipos de empresas que más contratan servicios de seguridad privada en la actualidad.
Transporte.
Cuando hablamos de transporte nos referimos al transporte público: Tren, autobuses, metro.
La presencia de los vigilantes garantiza la protección de las instalaciones y la seguridad de los usuarios. Tanto en las estaciones como durante los trayectos.
Un 17.5% de los vigilantes de seguridad trabajan en esta rama. Su función en los medios de transporte público no viene a suplir otros trabajos como el de revisor o el de taquillero. Su cometido es diferente. Se encargan de mantener el orden en un servicio utilizado masivamente por la población.
Un apartado especial dentro de esta categoría lo representan los vigilantes de los aeropuertos. Para trabajar en seguridad privada dentro de un aeropuerto es necesario obtener la certificación AVSEC. Una formación específica que está ligada a las tareas concretas que el trabajador va a desempeñar dentro de estas instalaciones.
La seguridad en los aeropuertos no se limita a la atención de los puntos de control de pasajeros. Es decir, esos dispositivos de rallos X y arcos de detección de metales por los que pasamos los viajeros antes de acceder a las puertas de embarque. La seguridad privada vela por controlar el paso a las zonas de acceso restringido, el control de equipajes e, incluso, la seguridad en las pistas.
Comercio.
Otro 17.3% de los vigilantes trabajan en instalaciones relacionadas con el comercio.
Es frecuente encontrar vigilantes de seguridad en todos los centros comerciales y cada vez más en tiendas minoristas.
La presencia de estos trabajadores tiene un carácter disuasorio y protector frente a la comisión de delitos, principalmente, hurto.
Hay que tener en cuenta que las competencias de los vigilantes de seguridad se circunscriben a las instalaciones comerciales y que su potestad es limitada, no pueden interferir en las funciones de los agentes de la ley.
Si un vigilante de seguridad descubre un robo, obligará a la persona que lo ha cometido a devolver el objeto sustraído y le acompañará con amabilidad a abandonar el edificio. Si el sujeto sorprendido es reincidente o el valor del bien sisado es relevante, está en la obligación de comunicarlo a las fuerzas de orden público, a la policía, para que tomen las medidas oportunas.
El vigilante de seguridad podrá acompañar al sujeto hasta que se personen los agentes de policía, pero nunca podrá requisarle el documento de identidad, cachearlo, efectuar interrogatorios, ni hacer uso de la fuerza.
Las rondas de los vigilantes en los comercios y centros comerciales buscan proteger todas las instalaciones del edificio para que no sufran daños y la actividad se pueda realizar sin problemas.
Industria.
La industria abarca el 16.6% de los vigilantes de seguridad privada. En muchas empresas, a la entrada de la fábrica, encontramos garitas de seguridad, donde el vigilante controla la entrada y salida de vehículos a las instalaciones.
Aunque este suele ser un servicio externalizado; es decir, la empresa suele contratar a una compañía de seguridad para que realice este trabajo, el vigilante tiene línea directa con las oficinas de la empresa y comunica directamente cualquier incidencia que observe durante el servicio.
La presencia de vigilantes de seguridad es obligatoria en centrales eléctricas y otras instalaciones energéticas. Su labor se centra en vigilar las instalaciones para asegurar que funcionan correctamente todo el tiempo. No ejercen una vigilancia técnica, es decir, no se encargan de labores de mantenimiento, pero sí impiden la presencia de personal no autorizado dentro de las instalaciones o avisan sobre actos sospechosos.
Otro tipo de centros productivos donde encontramos con frecuencia vigilantes de seguridad es en la vigilancia nocturna de las obras. El trabajo de estos profesionales se centra en evitar robos de material cuando las obras están cerradas y en abortar actos de vandalismo. Gran parte de las obras son de fácil acceso, por lo que los servicios de seguridad cumplen un papel fundamental en la protección de los materiales y maquinaria de construcción.
Hostelería y otros servicios.
APROSEC señala que cerca de un 12,7% de los profesionales de seguridad privada trabajan en la seguridad de espectáculos públicos, establecimientos de hostelería y locales de ocio nocturno.
Estos profesionales controlan el aforo de las instalaciones y con ellos la organización puede ejercer el derecho de admisión. Este es un derecho regulado por la ley, por lo que el profesional debe conocer los límites y el ámbito en el que puede ejercerlo.
Ante todo, la prohibición de acceso a los centros de ocio no puede ser discriminatoria. Debe tener una causa justificada, que por lo general, obedece a salvaguardar la integridad de las instalaciones y a proteger la seguridad de las personas que se encuentran en el interior.
Administraciones públicas.
El Estado y las administraciones públicas son clientes preferenciales de los servicios de seguridad privada. En la entrada de las sedes de los ministerios, consejerías de las comunidades autónomas, juzgados y otros edificios públicos encontramos vigilantes de seguridad. Con frecuencia manipulan escáneres y arcos detectores de metales para controlar el acceso.
Hace unos treinta años, de esta labor de vigilancia se encargaba la Guardia Civil. Externalizar el servicio, como se hace actualmente, libera al cuerpo policial de estas funciones, pudiendo destinar sus recursos a otras tareas.
Se calcula que un 12,6% de los vigilantes de seguridad que hay en España trabajan para las administraciones públicas. Lo hacen en condición de servicios contratados, no son personal funcionario.
Dentro de este trabajo que realizan para el Estado también se encuentra la protección del patrimonio. Podemos ver vigilantes de seguridad en museos y monumentos históricos para protegerlos y evitar actos vandálicos.
Otras de las instalaciones públicas donde se recurre a la seguridad privada es en la protección de hospitales y campus universitarios.
Entidades financieras.
Un 7,3% de los vigilantes de seguridad trabajan para bancos, cajas de ahorro e instituciones financieras. Además de vigilar los edificios, como algunas veces hacen, una de sus tareas principales es el transporte y custodia de valores.
En el término valores se incluye dinero en efectivo, joyas, metales preciosos y documentos importantes. Este transporte se efectúa dentro de furgones blindados y la entrega y recogida se realiza siguiendo unos procedimientos estrictos.
Esta es una de las tareas de seguridad privada que más responsabilidad implica.
El servicio de transporte de valores también es contratado por empresas, que recogen el dinero en efectivo para guardarlo en sucursales bancarias. Es habitual verlo en cadenas de hipermercados o de centros comerciales.
Vigilancia residencial.
La protección de urbanizaciones y complejos residenciales de cierto nivel acapara un 7,1% de los profesionales que se dedican a la seguridad privada en nuestro país.
Como sucede con algunos complejos industriales, a la entrada de ciertas urbanizaciones de lujo encontramos una garita de seguridad desde la que se controla la entrada y salida de vehículos y personas de la urbanización.
Es habitual que estas urbanizaciones estén controladas por cámaras de videovigilancia, colocadas estratégicamente, cuyas imágenes son monitorizadas desde un centro de vigilancia, que puede estar, o no, dentro de la urbanización.
Cuando los vigilantes perciben alguna actitud sospechosa, pueden comunicársela a la policía o desplazar efectivos al lugar para asegurar que todo esté correcto.
Como sucede en el trabajo de los vigilantes de los centros comerciales, y podríamos decir que en los vigilantes de seguridad en general, estos trabajadores no son la policía privada de la urbanización. Sus tareas están delimitadas por ley.
La variedad de sectores donde trabaja la seguridad privada y la gran demanda que están teniendo estos servicios hacen que esta actividad sea una oportunidad interesante para empresas y trabajadores.