Emprender un negocio es una aventura emocionante, pero también viene acompañada de desafíos legales que, si no se gestionan correctamente, pueden poner en riesgo el futuro de la empresa. Aunque muchas veces los emprendedores se enfocan en el desarrollo de productos o la captación de clientes, los aspectos legales son fundamentales para que el proyecto sea sostenible y crezca de forma sólida. Aquí te contamos algunos de los errores legales más comunes que suelen cometer los emprendedores al iniciar su andadura empresarial y cómo evitarlos.
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No definir bien la estructura legal de la empresa.
Uno de los primeros pasos al iniciar cualquier negocio es decidir qué tipo de entidad legal vas a crear. Esta decisión tiene un impacto directo en la forma en que operas, en los impuestos que pagarás, en las responsabilidades que asumirás y en la gestión de los recursos. Los emprendedores a menudo se apresuran a poner en marcha la empresa sin valorar adecuadamente la opción más adecuada para su situación.
Cada tipo de estructura, ya sea una Sociedad Limitada (SL), Sociedad Anónima (SA), o autónomo, tiene sus ventajas y desventajas. Por ejemplo, si te decides por ser autónomo, aunque es más sencillo, tendrás responsabilidad ilimitada sobre las deudas. En cambio, una SL ofrece una responsabilidad limitada, pero implica más trámites y gastos de gestión.
Es fundamental consultar con un abogado especializado en derecho mercantil para analizar cuál es la opción que mejor se adapta a tus necesidades y proyectos a largo plazo. Esto te permitirá evitar problemas legales en el futuro y, sobre todo, proteger tu patrimonio personal.
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No registrar correctamente la propiedad intelectual.
Si tienes una idea innovadora o un producto único, es crucial proteger tu propiedad intelectual desde el principio. Muchos emprendedores no se dan cuenta de la importancia de registrar marcas, patentes o derechos de autor, lo que puede generar problemas si otras empresas copian sus creaciones o nombres.
Registrar una marca te otorga el derecho exclusivo sobre su uso, evitando que otras personas o empresas puedan utilizar un nombre o diseño similar que pueda confundir a tus clientes. Además, las patentes te protegen de que alguien más copie tu invención. No hacerlo a tiempo puede poner en peligro tu ventaja competitiva y exponer tu negocio a disputas legales.
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Ignorar los contratos y acuerdos legales.
Los acuerdos entre socios, empleados y proveedores deben quedar claramente establecidos mediante contratos por escrito. Muchas veces, por confianza o falta de tiempo, los emprendedores optan por acuerdos verbales o informales. Este es un error grave ya que, en caso de desacuerdo o disputa, no tendrás ningún respaldo legal.
Es esencial que los contratos especifiquen claramente las responsabilidades, derechos y condiciones de las partes involucradas. Un contrato bien redactado puede evitar muchos conflictos y proteger a todas las partes en el caso de que surjan desacuerdos. Además, en el caso de los contratos laborales, también es imprescindible cumplir con las normativas laborales y fiscales, para evitar sanciones por parte de la seguridad social o la Agencia Tributaria.
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No cumplir con las obligaciones fiscales y laborales.
Uno de los mayores errores que pueden cometer los emprendedores es no estar al tanto de sus obligaciones fiscales y laborales. Es común que algunos se olviden de registrarse correctamente ante la Agencia Tributaria, no paguen los impuestos a tiempo o no se aseguren de cumplir con los requisitos laborales, como las cotizaciones a la Seguridad Social o los contratos de los empleados.
Además de las posibles sanciones por no cumplir con las obligaciones fiscales, un error en este aspecto puede afectar a la imagen de tu empresa y dificultar la obtención de financiación en el futuro. Tener un buen asesoramiento fiscal desde el inicio te permitirá evitar multas y garantizar que tu negocio cumpla con todas las normativas locales y nacionales.
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No proteger adecuadamente los datos de los clientes.
Nos encontramos en un entorno que cada vez está más digitalizado y la protección de los datos personales es una de las áreas legales más importantes. La ley establece normativas estrictas sobre el uso y almacenamiento de la información personal de los clientes. El incumplimiento de estas normativas puede acarrear graves consecuencias, como sanciones económicas o la pérdida de la confianza de los clientes. Además, en muchos sectores, las empresas deben cumplir con regulaciones específicas sobre ciberseguridad y gestión de datos sensibles.
El Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) en Europa establece una serie de directrices que las empresas deben seguir al gestionar la información de sus usuarios. Es fundamental implementar políticas de privacidad claras y asegurarse de que los datos estén almacenados de manera segura. Además, hay que informar adecuadamente a los clientes sobre el uso que se hará de sus datos, y permitirles ejercer sus derechos de acceso, rectificación y cancelación.
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No elaborar un plan de negocio sólido.
Aunque no es un error legal en sí mismo, la falta de un plan de negocio sólido puede derivar en decisiones erróneas que afecten a la estructura legal o fiscal de la empresa. Un plan de negocio bien elaborado es una herramienta muy importante para definir los objetivos de la empresa, los recursos necesarios y la estrategia a seguir. Este plan también te permite identificar posibles riesgos legales y fiscales a los que se podría enfrentar tu emprendimiento, lo que facilita la toma de decisiones informadas para mitigar esos riesgos.
Tener un plan de negocio claro no solo te ayuda a visualizar el futuro de tu emprendimiento, sino que también es imprescindible para obtener financiación o inversores. Además, puede servirte de guía para evaluar si estás cumpliendo con los objetivos establecidos y ajustarlos si es necesario. Un plan bien estructurado te da el marco necesario para analizar y optimizar el rendimiento de tu empresa. Un asesor legal puede ayudarte a revisar que el plan contemple las implicaciones legales de cada paso que vayas a dar, garantizando que todas las actividades estén acordes con la normativa vigente.
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Desatender la importancia de los permisos y licencias.
Dependiendo de la actividad que vayas a desarrollar, puede ser necesario obtener una serie de licencias y permisos específicos. Muchos emprendedores cometen el error de iniciar su negocio sin asegurarse de tener todas las autorizaciones legales que corresponden a su sector. Esto puede acarrear sanciones económicas y la obligación de cerrar temporalmente la empresa hasta que regularices la situación.
Desde licencias para locales comerciales hasta permisos ambientales o sanitarios, es importante investigar los requisitos específicos para tu actividad y asegurarte de cumplir con ellos antes de comenzar a operar. No cumplir con estas normativas puede conllevar multas graves e incluso la paralización de tu negocio. De nuevo, el asesoramiento legal puede ayudarte a conocer todas las normativas que afectan a tu negocio, brindándote la orientación necesaria para cumplir con la legislación vigente en cada momento.
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No cuidar las relaciones con los inversores y socios.
Al emprender un negocio, puede que decidas asociarte con otros emprendedores o inversores para contar con el capital necesario. Si bien las asociaciones pueden ser muy beneficiosas, también pueden traer consigo conflictos si no se gestionan adecuadamente desde el principio. La falta de acuerdos claros sobre la distribución de beneficios, las responsabilidades y las decisiones operativas puede dar lugar a disputas legales que pongan en peligro la viabilidad de la empresa.
Es importante formalizar todos los acuerdos mediante contratos que especifiquen claramente los derechos y deberes de cada parte. Además, debe haber un acuerdo claro sobre cómo se resolverán los conflictos en caso de que surjan.
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No obtener asesoramiento legal desde el principio.
Muchos emprendedores creen que los servicios legales solo son necesarios cuando ya tienen un problema o están en medio de una disputa. Sin embargo, obtener asesoramiento legal desde el inicio puede ser una inversión vital para prevenir problemas. Un abogado especializado en derecho empresarial puede ayudarte a elegir la estructura correcta, redactar contratos, proteger tu propiedad intelectual y cumplir con las normativas legales desde el primer día.
Como bien nos comentan desde Abogados en Santander, contar con asesoramiento desde el comienzo es fundamental para evitar complicaciones que puedan surgir a medida que tu negocio crece. El precio inicial de contratar a un abogado puede parecer elevado, pero a largo plazo te ahorrará mucho dinero al evitar problemas legales y la posibilidad de enfrentarte a litigios caros.
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No planificar la sucesión o el traspaso del negocio.
Aunque pueda parecer algo lejano cuando estás empezando, planificar la sucesión o el traspaso del negocio es un aspecto clave en la vida de cualquier emprendedor. Muchos se centran únicamente en la fase de creación del negocio y olvidan que en algún momento tendrán que pensar en el futuro, ya sea para venderlo, traspasarlo a un familiar o incluso cerrar la empresa.
Un testamento o acuerdo de sucesión bien planificado puede evitar disputas familiares o legales en caso de que algo suceda al dueño de la empresa. Además, si en algún momento decides vender tu negocio, contar con una estructura legal adecuada facilitará mucho más el proceso y evitará posibles complicaciones legales.