Yo creo que es una de las frases que más he escuchado cuando he ido al pueblo de mis abuelos. “EL pan ya no es cómo el de antes. Ya no sabe igual. Es chicle”. Y creo que es cierto, porque los que ya lucimos cana lo hemos notado desde siempre.
Recuerdo cuando era niño y pasábamos las horas en la calle con un bocadillo en la mano. Eran otros tiempos cuando los padres no tenían tantas preocupaciones por sus hijos, cuando los padres no estaban pendientes de apuntarnos a actividades extraescolares o de llevarnos a centros comerciales o a piscinas repletas de pelotas.
Pues bien, en esos tiempos mi abuela me hacía un bocadillo de chorizo frito y era para mí el paraíso. Sobre todo porque el chorizo empapaba a la perfección en la miga del pan. Un pan que al cogerlo se notaba que pesaba, y sobre todo, que al comerlo te sabía a pan. Ahora por desgracia casi no se puede decir eso.
Son muchas las empresas que se han apuntado al fast food y al low cost. Dos conceptos, ahora os lo digo en castellano, que unidos pueden ser una bomba…para mal. Y es que estamos hablando de comida rápida y de bajo precio. Dos cuestiones que nunca pueden ir de la mano cuando hablamos de pan. El pan, el buen pan, nunca puede hacerse de manera rápida y tampoco puede estar a un precio tirado. Porque si lo está, está claro que es porque su calidad es muy ínfima, como hemos podido ver en varios programas de televisión.
Pero por suerte no todas las empresas tienen este concepto. Y es que en los tiempos que corren, con todos los avances que existen en la tecnología todavía se puede encontrar pan del de toda la vida. Pan pan, que diría mi abuela.
Está demostrado que las nuevas tecnologías pueden ayudar en la forma de producción a una fábrica de pan a mejorar su calidad. Y lo más importante manteniendo el sabor tradicional de siempre, ese que siempre hemos tenido cuando éramos críos.
Algunas formas en las que esto puede lograrse es en la automatización de procesos. La automatización de ciertas tareas en la producción de pan, como el amasado o el horneado, puede ayudar a reducir errores humanos y garantizar una mayor consistencia en la calidad del producto final. Es decir, que la tecnología nos puede ayudar a esquivar esos errores.
Nuevos ingredientes como agua del mar
También se puede usar la utilización de ingredientes frescos y de alta calidad, junto con tecnologías de control de calidad avanzadas. Esto nos va a ayudar a conseguir un pan del de toda la vida.
Un ejemplo lo tenemos en panes que se pueden hacer con agua de mar. Es el caso de los panes ecológicos de Rincón del Segura. Son muy especiales porque están elaborados con masa madre, agua de mar y harina. Lo hacen a partir de granos de la mejor calidad y de origen nacional pensando siempre en apoyar al pequeño y cercano agricultor. También tienen mucho éxito sus panes de harina de trigo sarraceno, que cada vez ganan más audiencia.
En este caso, estos panes ecológicos tradicionales se hacen solo con masa madre, es decir con agua y harina integral de espelta) y no se utiliza otras levaduras añadidas. Esto asegura que la masa madre debe estar activa y el proceso de fermentación debe tener los tiempos correspondientes a las exigencias propias de la masa. Es decir, lo que se necesita para hacer el pan de toda la vida.
Además, estos panes ecológicos se moldean manualmente y se hornean en un horno de leña, consiguiendo así cumplir con la tradición y el cariño que esta profesión requiere. Y es que los panaderos son de esos oficios que no tendrían que morir nunca.
Además, el uso de tecnologías especializadas se puede emplear para la fermentación y cocción del pan, como hornos de vapor o fermentadoras controladas. Todo esto puede ayudar a mejorar el sabor y textura del pan, manteniendo su tradicionalidad.
Incluso gracias a nuevas tecnologías como la impresión 3D de alimentos, una fábrica de pan puede ofrecer una mayor variedad de productos y personalizarlos según las preferencias de los clientes. Esto lo hemos visto en panaderías de toda la vida que se han sabido amoldar a los nuevos tiempos y ahora ofrecen panes, por ejemplo, en forma de personajes de Disney o de futbolistas.
En resumen, no tengas dudas de que la incorporación de nuevas tecnologías a la producción del pan puede ayudar a una fábrica de pan a mejorar su calidad y variedad de productos. Eso sí, haciendo que el pan sepa a pan pan, que ya lo decían nuestras abuelas.