Estos métodos te ayudarán a detectar problemas de humedad en tu propia casa.

La humedad siempre ha sido un problema para cualquier tipo de estructura: ya sea una vivienda, un local, un restaurante ¡Lo que sea! Llega sin que nos demos cuenta, provoca malestar visual, problemas de salud, y en muchos casos es tan…persistente. No es de extrañar que a la mayoría de nosotros nos traiga por el camino de la amargura, la verdad.

Lo cierto es que hay muchas formas de detectar un problema de humedad, pero a veces preferimos ignorar las señales o mirar hacia otro lado porque pensamos que no será para tanto, pero admitámoslo: una vez se asiente el problema de humedad, deshacernos de él se convierte en todo un embrollo.

¿Qué podemos hacer entonces? ¿Embarcarnos en una cara solución que nos arruine?

Bueno, antes de tirar la casa por la ventana vamos a centrarnos en un método que siempre funciona: la prevención. En lugar de esperar a que haya señales, vamos a prevenirlas, y por qué no: también vamos a trabajarlas cuando aparezcan, en lugar de mirar hacia otro lado.

Conoceremos métodos que nos ayuden a tratar y prevenir el problema ¡Toma nota!

Prevenir antes que curar, nunca mejor dicho.

Cuando hablamos de humedad en casa, lo primero que hay que tener claro es que es mucho más fácil evitarla que solucionarla una vez instalada, y por eso, la prevención es el punto de partida.

Para empezar, conviene revisar los lugares más sensibles del lugar. De esta forma, debemos tener en cuenta tejados, azoteas, canalones, ventanas y rincones donde el aire circula poco o donde directamente, no hay ventilación (como ocurre con los sótanos). En estos sitios la humedad puede campar a sus anchas, y por eso es mejor tenerlos protegidos antes de que aparezca el más mínimo signo de humedad.

Después, es importante revisar si algún lugar pierde agua o, por el contrario, si entra agua durante temporadas de lluvias y demás (goteras, etc.). Si se detectan posibles filtraciones de agua, grietas en la fachada o juntas deterioradas a tiempo, se puede ahorrar y prevenir un posible problema de humedad con eficacia.

Además, prestar atención a la ventilación es muy importante: mantener una corriente de aire constante evita que la humedad se concentre en puntos específicos, sobre todo en baños, cocinas y sótanos. Usar extractores, abrir ventanas a diaria o incluso colocar deshumidificadores en algunas habitaciones propensas a la condensación es un buen punto para completar una buena previsión.

También es recomendable observar la conducta de la casa durante distintas estaciones del año. Por ejemplo, durante el invierno, las paredes frías tienden a acumular condensación más fácilmente, mientras que en épocas de lluvia es más fácil que aparezcan filtraciones externas.

¿Qué recomendamos entonces? Llevar un registro visual o simplemente echar un vistazo frecuente a esquinas, techos y suelos para poder detectar cambios tempranos antes de que se conviertan en problemas graves. Suena un poco engorroso, pero créeme: la prevención es la mejor solución, porque, aunque los problemas de humedad también se puedan solucionar (como veremos más adelante) es mejor no tener que solucionar ninguno.

Indicios de humedad: ojo, algo no anda bien.

¿Qué señales nos da la vivienda o el lugar, de que la humedad está haciendo de las suyas? Por ejemplo, podemos fijarnos en los siguientes indicios:

  • Manchas oscuras o amarillentas en paredes y techos: las manchas amarillas siempre son signo de humedad; aparecen en zonas con poca ventilación o cerca de tuberías y son un aviso claro de filtraciones o condensación.
  • Moho: Planit, Arquitectos Técnicos aclaran que los problemas de humedad por condensación se detectan precisamente por el moho, el cual puede aflorar en paredes, techos, baños, cocinas o armarios poco ventilados. Sus manchas negras, verdes o grisáceas no solo estropean la estética, sino que también pueden afectar a la salud, por lo que no son poca cosa.
  • Desprendimiento de pintura o papel pintado: la humedad debilita la pared, haciendo que la pintura se agriete o se caiga.
  • Eflorescencias blancas: pequeñas marcas de sales que aparecen en paredes húmedas, señal de que el agua atraviesa el material.
  • Olor a humedad: parece evidente, pero el olor hace mucho. Si percibes un aroma persistente a tierra mojada o moho, ten cuidado, ya que es un indicio claro de que hay exceso de humedad en el ambiente, incluso si aún no se ven manchas.

Abordar los problemas en casa es posible.

Pongámonos en la situación de que la humedad ya está aquí: ya no es un problema que puedas prevenir. ¿Debemos entrar en pánico? ¡No! Puedes estar tranquilo o tranquila: hay soluciones que puedes tomar en casa sin tener que llamar a un equipo caro de tratamiento de humedades.

Sin embargo, si las cosas se salen de control, deberías llamarles sin duda; ya diremos más adelante qué situaciones son esas. Ahora vamos a ver cómo podemos abordar estos problemas en casa:

  1. Limpiar manchas de moho: cuando aparecen las primeras manchas de moho, lo más importante es actuar con rapidez antes de que se extiendan. Para eliminarlas, conviene utilizar productos específicos anti moho, disponibles en ferreterías o supermercados, que ayudan a desinfectar la superficie y prevenir su reaparición. En algunos casos, una mezcla de vinagre blanco o bicarbonato con agua también puede ser una buena opción, aunque los productos comerciales suelen ser más seguros, especialmente en paredes o techos grandes.

Mientras limpias, es recomendable protegerte con guantes, gafas y mascarilla, ya que las esporas del moho pueden irritar la piel, los ojos y las vías respiratorias. Tras la limpieza, es fundamental secar bien la zona, ya que la humedad residual favorecerá que el moho vuelva a crecer

  1. Revisar tuberías, grifos y juntas: muchas humedades provienen de pequeñas filtraciones internas. Para solucionarlas, hay que reparar tuberías dañadas y sellar las juntas deterioradas con masilla o silicona, evitando que el agua siga filtrándose a las paredes y agravando el problema.
  2. Inspeccionar fachadas, tejados y canalones: limpiar canaletas, reparar grietas y mantener un buen drenaje alrededor de la casa ayuda a que el agua no penetre y cause más daños internos.
  3. Mejorar la ventilación y el aislamiento: en todo momento deben mantener las corrientes de aire durante la vivienda, usar burletes en ventanas o mantener alejadas las plantas que acumulan humedad para que el problema no empeore.

¿Cómo saber si el problema va a más, y no puedo tratarlo en casa?

Hay algunos signos que indican que la humedad se ha complicado y ya no se puede controlar solo con soluciones caseras. Por ejemplo: si las manchas de agua o moho siguen creciendo a pesar de haber limpiado y ventilado, o si aparecen en varias habitaciones, techos y suelos, es señal de que el problema puede estar extendido por detrás de las paredes.

Otro indicio importante es el olor persistente a humedad o moho, especialmente cuando no desaparecen ni tras ventilar o limpiar. También conviene estar atento a eflorescencias grandes, pintura que se desprende por completo, grietas en paredes o suelos que se agrandan, o incluso problemas estructurales como madera hinchada o corroída.

Si notas cualquiera de estas señales, lo más seguro es llamar a un profesional en tratamiento de humedades, porque podría tratarse de filtraciones profundas, problemas en la cimentación o tuberías ocultas que solo se pueden reparar con equipos especializados. Al fin y al cabo, actuar a tiempo evitará que los daños sean más graves y caros.

No ignores el problema: las consecuencias sobre la salud no son poca cosa.

A lo largo del artículo hemos destacado la importancia de prevenir y solucionar estos problemas. Sin embargo, antes de acabar, queremos recordar que ignorar estos problemas o dejar las señales de lado no afecta sólo al aspecto estético de un hogar: también tiene consecuencias sobre nuestra salud:

  • Problemas respiratorios: el moho y la humedad favorecen alergias, asma y dificultades para respirar, especialmente en personas sensibles como niños, mayores o quienes ya tienen problemas respiratorios previos. La exposición continua a estos ambientes puede empeorar los síntomas y hacer que enfermedades respiratorias leves se conviertan en algo más serio.
  • Irritación de piel, ojos y vías respiratorias: las esporas de moho y el aire cargado de humedad pueden causar picazón, enrojecimiento de la piel, irritación ocular y malestar general; de hecho, incluso pequeñas concentraciones de humedad acumulada pueden provocar molestias que a la larga afectan la calidad de vida.
  • Aumento de bacterias y microorganismos: la humedad constante crea un entorno propicio para el crecimiento de bacterias, hongos y otros microorganismos. Esto puede derivar en infecciones leves, problemas digestivos o repetidas molestias respiratorias, especialmente si se trata de viviendas con poca ventilación.
  • Sueño y bienestar afectados: dormir o vivir en un ambiente húmedo y cargado puede causar fatiga, dolores de cabeza, sensación de pesadez o malestar continuo. Incluso cuando no se perciben síntomas graves, el cuerpo trabaja más para adaptarse a estas condiciones, afectando energía y ánimo.

A la larga, la exposición continua a humedad y moho puede generar un entorno insalubre que no solo repercute en la salud física, sino también en el bienestar emocional. La preocupación constante por los daños o el mal olor, unido a la sensación de vivir en un espacio deteriorado, puede aumentar el estrés y la ansiedad. Así que ya sabes: ahora conoces los métodos que te ayudan a prevenir y detectar los síntomas de humedad en casa ¡No los ignores! Estarás invirtiendo en calidad de vida.

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